Mientras tanto,
en un rincón del paseo de Extremadura,
se pueden ver unas letras,
un lema casi común en estas calles
hacía apenas unos meses,
que toman ahora un aire naif,
desgastado, pasado de moda,
en mitad de la absurda batalla de la nadería,
en pleno ojo del huracán,
tan lejos de los despachos presidenciales,
de ministerios y consejerías,
tan cerca del dolor y del miedo.