El sueño de Miliki 2022

El Perro Paco en “El sueño de Miliki”: que sepas que no vas a cantar

El pasado domingo me encontré con el Perro Paco a la salida del espectáculo “Circlassica. El sueño de Miliki”, que se está ofreciendo en el recinto ferial de IFEMA Madrid.

Este espectáculo circense echa el cierre el próximo 30 de enero, tras más de dos meses desde su arranque, el 19 de noviembre. Ha sido por tanto un show concebido para la temporada navideña, como deja claro el enorme árbol de Navidad que en la carpa que hace de recibidor saluda a los espectadores nada más entrar. Cuando se acude a la obra una vez han acabado las navidades, unas fiestas tan entrañables como propicias al empacho, encontrarse con ese árbol se hace un poco bola.

El caso es que a la salida de la función me encontré con el Perro Paco, que había acudido acompañado de su pequeña amiga la Perrunilla a esta producción del señor Emilio Aragón, tan prolífico, al menos, en los negocios como en las artes. El Perro Paco me quiso contar sus impresiones y aquí estamos para transmitirlas, aunque entenderá el lector que se me pueda colar alguna apreciación personal propia. Que se queje este chucho con aires, que se le ocurra quejarse.

Para quien tenga alguna duda y algo de curiosidad, hay que decir que “El sueño de Miliki” es un espectáculo de circo clásico creado alrededor de un protagonista ausente y a la vez muy presente: Emilio Aragón padre, el mítico MIliki que se coló en la infancia de unas cuantas generaciones de niñas y niños españoles. El hilo narrativo lo conduce un niño (que a su vez son varios pequeños actores) y que representa al también niño que fue una vez Miliki, quien ya soñaba en su tierna infancia con convertirse en payaso y repartir alegría por doquier. Alrededor del pequeño Miliki pululan dos parejas de payasos, unos buenos y otros malos, que ayudarán o empujarán al jovencísimo Miliki en el camino hacia su sueño.

Mientras se desarrolla esta historia, se sucederá en escena toda una galería de artistas circenses: acróbatas, contorsionistas, malabaristas, trapecistas, funambulistas, equilibristas, ¡qué maravilla de palabras!, que nos reencontrarán con los números del circo de toda la vida, admirables siempre, realizados por seres que parecieran hechos de otra pasta, especialmente desde la mirada de alguien con dificultades importantes para esas infernales pruebas de la infancia como fueron hacer el pino o el murciélago, saltar a la comba o aquellos inventos del diablo a los que se dieron nombres aparentemente inocentes como caballo o plinton. De entre todos ellos, el Perro Paco me destacó las actuaciones con las que más disfrutó: la increíble Troupe Brothers Team, tropa de acróbatas con muelles en los pies procedentes de Mongolia; y la elegancia hecha circo, la ucraniana Maria Shevchenko, con su número de gimnasia aérea.

El señuelo de Emilio Aragón

Pero hay que decir muy claro que el señor Aragón ha recurrido a un señuelo de libro. Porque si hay algo que asociamos a Miliki, junto a su camiseta roja y su boina, son sus canciones. Esa cinta de cassette de los Payasos de la Tele que acompañaba los viajes en coche de los niños de, como mínimo, los años 80. No hace falta ni enumerarlas, pero pocos grupos habrá de los que nos sepamos tantas canciones, no te digo nada si más adelante las has decidido revisitar, como se dice ahora, ya en otro rol de la vida, en un ejercicio de nostalgia, recuperación o continuación de la saga, en esa vuelta a la infancia perdida de la que tanto disfrutamos los humanos, como cochinillos en charca de lodo.

Bien, pongamos que unos cuantos días antes de la representación llegas a recibir por correo electrónico hasta una playlist de las canciones de siempre, como aperitivo e invitación a engrasar motores de cara a la función. En fin, que llegas a IFEMA pensando que te vas a hinchar a cantar las canciones de tu infancia. Y hasta te parece bien, por qué no reconocerlo, hasta tienes ganas, inconfesables, por supuesto. La gallina Turuleta (ya sé que es Turuleca), Cómo me pica la nariz, Había una vez, De cachivú de cachivaca, Animales Fútbol Club, El coche de papá. La lista es larga. Y no. En “El sueño de Miliki” apenas se cantan las canciones de siempre, hay que decirlo, se queda todo en un continuo amago, en sugerencia, en algo sutil, que no llega a concretarse y que, a partir de determinado momento, ya ves que no se va a concretar. No hay problema, no es que uno esperara acudir a un karaoke de los payasos (o sí), pero querido Emilio, no pongas tu famosa sonrisa de Médico de Familia haciéndote el inocente, porque un poco de trampas nos has hecho: cantar, no se canta. Queda dicho.

Ya que hemos entrado en el terreno de lo ácido, algo habría que decir de la cursilería del nombre de la promotora del espectáculo: ni más ni menos que Productores de Sonrisas. La verdad es que primero parece cursi, mucho. Después, ya parece siniestro. Faltaría por aludir a ese momento de divisar al fin la carpa del circo y pensar que FITUR se ha debido de anticipar. En lugar de una carpa de vivos y estridentes colores, como ha sido siempre el circo, te encuentras una aséptica lona blanca, con la única decoración del nombre del Tío Gilito de la función, la todopoderosa corporación: Openbank, del grupo Santander, patrocinador del show.

De pronto, parece que ha caído un negro telón sobre este amable post dedicado a Circlassica. No hagan demasiado caso, tanto el Perro Paco como quien le sirve de escriba tenemos la mirada un poco torcida. Vamos a hacer una cosa, un semáforo de lo mejor, lo peor y lo ni fu ni fa de “El sueño de Miliki”:

LO MEJOR DE “EL SUEÑO DE MILIKI”

  • El circo de toda la vida. Los increíbles números de artistas como el Troupe Brothers Team o María Shevchenko.
  • El recuerdo del eterno Miliki.
  • Que es un circo sin animales.
  • Las facilidades que han puesto para cambiar las fechas de las entradas ante la situación covid. Se agradece mucho.
  • El plan: la ocasión perfecta, el día en familia, la compañía.

NI FU NI FA

  • Cuando se da el peso del hilo narrativo a un niño, uno piensa, ¿realmente era necesario? ¿no era posible estrujarse un poco más la cabeza con el guión?
  • IFEMA: Ufff, alguna vez habrá que afrontar este tema en Madrid. No es lo mismo una feria de automóviles que un espectáculo en familia. La antítesis del encanto. La dictadura del coche.

LO PEOR DE “EL SUEÑO DE MILIKI”

  • El timo con las canciones: aquí no se canta prácticamente nada.
  • Será casualidad, pero al final la mala es la payasa mala, ni siquiera Astracán.
  • La carpa de Openbank.
  • Se echa de menos la posibilidad de participar e interactuar más para los pequeños y pequeñas espectadoras de la función. Puede acabar resultando un pelín frío.

INFORMACIÓN PRÁCTICA

“Circlassica” afronta sus últimos días en escena con importantes descuentos para sus entradas, situadas entre los 20 y los 80 euros. Se representa fundamentalmente los viernes (una función), sábados (tres funciones) y domingos (también tres tres), con una función benéfica extra prevista para el jueves 27 de enero con descuentos del 50 %.

Estaremos encantados de leer e intercambiar opiniones sobre “Circlassica. El sueño de Miliki” a través de los comentarios. Y, como siempre, no lo duden, #ViveMadrid.

¡Sigue al Perro Paco!

¡No hacemos spam! Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *