Tres amigos ascendiendo La Maliciosa

Tres amigos coronan La Maliciosa

“He estado muchas veces aquí y no me importa. Todas las veces que he estado aquí he bajado por mi pie, andando yo, nunca me han sacado ni de aquí ni de ninguna montaña y volveré todas las veces que pueda”.

Carlos Soria, alpinista abulense. La persona con más edad en alcanzar la cima de 12 montañas de más de 8.000 metros de altitud. Palabras dichas tras desistir de subir a la cima del Dhaulagiri (Cordillera del Himalaya, 8.167 m.) con 82 años.

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Nosotros no somos alpinistas. Bueno, nuestro ‘sherpa’ Antonio está haciendo méritos. Nosotros somos senderistas, amigos de los barrios de ladrillo visto del Sur de Madrid. Amantes de la Naturaleza. Y nos gustan las personas como Carlos Soria, por su ejemplo y humildad. Si estás leyendo estas líneas quizá seas uno de los nuestros. Una persona de tantas, un madrileño de tantos, que madruga el fin de semana para acercarse y patear por la sierra de Madrid. Este sábado teníamos el objetivo de subir al Pico de la Maliciosa o ‘Montaña Maliciosa’, como antaño se la conocía.

La Maliciosa (2.227 m.) es una de las cumbres de la Sierra de Guadarrama, del Sistema Central. Por tanto, geológicamente hablando podríamos decir que es una ‘prima’ menor de los grandes Pirineos, que nacieron a la vez en nuestra Madre Tierra. La montaña está entre el Parque Regional de la Cuenca Alta del río Manzanares y el Parque Nacional de Guadarrama. Como os podéis imaginar, si no lo conocéis ya, es un enclave de ensueño. Un privilegio para una tierra como la nuestra, la madrileña, tan asfaltada y enladrillada. Un lujo, al alcance de muchos.

Nuestro caminar comienza algo más arriba de la barrera de los guardas forestales en La Pedriza, en el primer pequeño aparcamiento que queda a mano izquierda antes de llegar a Canto Cochino. Ahí dejamos el coche y emprendemos nuestra andadura: 8,5 km hasta La Maliciosa, marca una señal. Siguiendo el bien señalizado PR M-16 (Pequeño Recorrido, marcas amarillas y blancas) iniciamos la caminata hacia arriba, adentrándonos en un bosque mayormente de pino silvestre, aunque también encontramos majuelos o espino albar. La sombra de las copas de los árboles nos hacen el camino ligero y la conversación es amena y el paso fluido. De vez en cuando la senda abre una ventana en el bosque y contemplamos en las laderas de enfrente otros picos como El Yelmo o Las Torres. Nuestro ‘sherpa’ Toni, más experimentado en la montaña que Álvaro y que yo, nos describe didácticamente el paisaje granítico que contemplamos. Nos enumera y sitúa las cimas, las barrancas, collados, el comedero de los buitres y otras rutas posibles, futuras.

La curiosa digitalis purpúrea, con sus flores acampanadas


En la expedición vamos dos jardineros, así que también nos entretenemos con la flora primaveral de la serranía. Senda botánica. En el sotobosque nos encontramos con la jara pringosa en plena floración. También algún ejemplar aislado de la sangre de cristo o de la curiosa digitalis purpúrea, con sus flores acampanadas.

Y sin parar de hablar ni de andar, paso a paso vamos saliendo del bosque. El camino se vuelve más empinado. Los bastones de senderista se empiezan a agradecer. La gorra y el sombrero también. La techumbre de los pinos desaparece paulatinamente. Alguna encina pequeña y dispersa. Los árboles cerca de los 2.000 metros de altitud escasean, desaparecen. El frío y los vientos gélidos del invierno criban la vegetación y el paisaje de grandes piedras de granito se puebla de cantuesos primero, con sus preciosas flores moradas con ‘orejas’. Enebros, piornos y retamas ocupan el terreno después. Destacan por su belleza los macizos de piornos en flor. Flores pequeñas, agrupadas en gran número, con un amarillo intenso en estas fechas, que resalta entre los tonos grisáceos, pardos y verdes de la montaña y el azul cristalino del cielo. La charla ya empieza a decaer, el camino exige más esfuerzo y la fatiga de lo andado empieza a pesar en la mochila. En total subiremos unos 600 metros aproximadamente de desnivel. De vez en cuando alguna broma o una parada para comer frutos secos y beber agua aligeran el viaje.

Mariquitas, escarabajos dorados, alguna lagartija acompañan nuestro camino. Echamos en falta las cabras montesas. Hoy no se han dejado ver, así que ya tenemos excusa para volver. Una pareja de buitres sobrevuelan majestuosamente la zona.

Destacan por su belleza los macizos de piornos en flor

Llegamos a lo más duro de la etapa. Los últimos cientos de metros los hacemos entre grandes macizos de granito y una vereda zigzagueante repleta de guijarros y cantos sueltos, que los hielos del duro inverno van esculpiendo de las bastas rocas. Mantenemos el grupo unido, pero ya subimos en silencio, concentrando nuestras menguantes energías en hacer cima. Y sí, finalmente hemos llegado. 4 horas después hemos llegado. Los buitres siguen planeando, pero ahora parte de su recorrido lo hacen por debajo de nuestros pies. No somos alpinistas, pero en lo más alto, después del esfuerzo invertido, te sientes “bien, muy bien. Especial”. Quizá eso es lo que te da la montaña. Ese bienestar tan especial, forjado con naturaleza, sudor y amigos.

Almorzamos e iniciamos la bajada. Nos quedan otras 2 horas y media por delante. Dos helicópteros de los bomberos nos recuerdan el respeto que hay que tener a la montaña. Sobrevuelan la zona en busca de alguna persona accidentada.

Ya en el bar de Canto Cochino celebramos nuestros 17 km de senderismo de hoy refrescando el gaznate con cerveza con limón. No somos alpinistas. Somos tres amigos del Sur de Madrid, que se vuelven cansados y con una sonrisa de oreja a oreja, planeando ya una próxima excursión a los ‘pequeños Pirineos’ de Madrid.

Javi Prieto Sancho, el tercer amigo.

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7 Replies to “Tres amigos coronan La Maliciosa”

  1. Que bonito, dan ganas de apuntarse a una de esas excursiones. Importantisimo tener un buen sherpa, guía y si encima te va explicando lo que ves, no tiene precio. Enhorabuena.

    1. Pues todo se andará, todo se andará! Qué guay que te haya gustado. Muchas gracias por tus palabras y por pasarte a comentar.

      El Perro Paco

  2. 👏👏👏Interesante disfrutar del camino, de la flora y fauna de la zona también. Bella descripción y esperiencia, si además lo acompañas de un buen “sherpa” la aventura será de 10! Fabuloso artículo!!

  3. Lo que son las cosas. Prácticamente hace casi 50 años que subí yo a esta montaña, luego unos pocos años más tarde y en puro invierno, mi primeras escaladas en hielo por esas canales de vértigo. Y algo más tarde escaladas en picos más lejanos.

    1. Lo que ha cambiado nuestra sociedad en 50 años, lo poco que habrá cambiado la montaña Maliciosa y a buen seguro que tu satisfacción con la jornada en la naturaleza habrá sido similar para ti y para nosotros. En la montaña está una de las esencias de la vida. De lo que apenas cambia con el paso de los años.

      Gracias por compartir tus recuerdos, Luis.

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