Hacer el pleno y vivir consecutivamente las fiestas de San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma no es apto para cualquiera. Es algo que queda para las duras.

Que no es que ir a las fiestas sea un trabajo, ni una tarea, aunque algunos madrileños y madrileñas se entregan a ello con una entrega y una perseverancia como si lo fuera.

No se puede llegar a La Paloma y hacer como si estuvieras inaugurando una nueva línea del AVE. No, mira, que algunos llevamos ya diez días aquí, dando el callo. Algo así vino a decir mi amigo Luisfer el otro día y la verdad es que llevaba toda la razón.

Pero convengamos en algo: la Paloma es La Paloma.

Porque no hay nada como deambular por las calles de La Latina durante las Fiestas de la Paloma. Por la calle Tabernillas, el Almendro, por Humilladero, por la calle del Águila, por supuesto por la apretada calle de Calatrava y su abrumadora decoración. Ir de plaza en plaza. De la Cebada a Puerta de Moros y los Carros y saltar a la Plaza de la Paja, a presentar los respetos a la imagen de la Virgen Castiza, la Virgen Pelleja, la Virgen de Agosto, la Virgen de la Paloma. Y acabar como los ríos llevan al mar, bajando a las barras de Las Vistillas. O no, o no bajar, perderse en esos deambulares erráticos entre ese puñado de calles convertidas en una multitudinaria fiesta callejera en la que ser feliz por unas horas.

Y es que son las fiestas del barrio más bonito de Madrid, que ya es decir, oiga. Las fiestas del barrio de La Latina.

Son las siete o las ocho de la tarde y se pone en marcha el hilo musical común en la calle Humilladero. El sol todavía está en forma y las luces son de día. Suenan las canciones más castizas, los chotis de siempre, con la falda almidoná y los nardos apoyaos en la cadera. Hay que acercarse al Muñiz, en la encrucijada con Toledo y Calatrava. Un año más, han vuelto a desempolvar el organillo y ahí está, dele que dele, a pleno rendimiento. Hay que pasarse por el Muñiz.

Pasa una hora y hay cambio de tercio musical. Las luces comienzan a declinar y el atardecer nos recuerda que estamos a mediados de agosto y ya van quedando lejos los días infinitos de junio. Pero es la caída de la tarde, la hora de todas las posibilidades, la noche se presenta como vasta y deslumbrante, y la música, que ya no es castiza, invita a salir y a vivir. No recuerdo ninguna canción. Recuerdo esa sensación. Aunque el tiempo haya pasado.

Después habrá que ir a la Plaza de la Paja, a visitar los chiringos de las agrupaciones castizas y pedirse una limonada. Allí será el domingo el concurso de chotis y pasodobles más importante del mundo (y parte del extranjero). Apunten, domingo 14 de agosto, 21:00 h.

En la Plaza de la Paja se cantó durante años la Salve a la Virgen de la Paloma, todos los días de fiesta, a las 12 de la noche, frente a la imagen situada junto a la fachada del Instituto Santa Bárbara. Este año, el canto de la Salve ha cambiado de ubicación y tendrá lugar igualmente a medianoche, pero frente al colegio La Salle-La Paloma, precisamente en la calle que lleva el nombre de la Virgen y que cruza con Calatrava. El canto de la Salve se ha encomendado para las tres jornadas festivas (sábado 13, domingo 14 y lunes 15 de agosto) a Mari Pepa de Chamberí, que actuara hace unos días en las fiestas de San Cayetano.

El lunes 15 de agosto, Día de la Virgen de la Paloma propiamente dicho, será cuando tengan lugar las ceremonias tradicionales religiosas y el momento carismático de la bajada del cuadro de la virgen por parte del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, de quienes es su patrona. La bajada del cuadro será a las 14:15 horas.

Para las Fiestas de la Paloma el escenario principal se traslada a Las Vistillas. Sábado y domingo, a partir de las ocho de la tarde, se celebrará una actuación para el público infantil y a las nueve una actuación castiza. Puedes consultar aquí todo el programa de fiestas del Ayuntamiento para conocer los protagonistas al detalle, pues aquí sólo destacamos las que el Perro Paco entiende como más interesantes y ya saben que este chucho es muy suyo.

Finalmente, llegarán los conciertos, con dos clásicos madrileños: Ana Torroja (sábado 13 de agosto, 23:00 h.) y las Nancys Rubias de Mario Vaquerizo (domingo 14, 23:30 h.). El sábado, antes de la eterna ex de Mecano actuarán también los Lion Family Band (22:00 h.), madrileños de Cali, pues es en el Foro, en sus calles, en sus vagones de metro, en sus salas o en La Tabacalera, donde han crecido y se están desarrollando como grupo.

Gatos y gatas, llega la traca final de las Fiestas de Madrid 2022, las Fiestas de Agosto, los Santos, como prefieran llamarlas. Por suerte, porque es por suerte, rápido nos volvemos a acostumbrar a lo bueno. Quiero decir que puede resultar manido, pero es lo que hay: hubo un momento hace no mucho en el que llegamos a dudar de que esto volvería ser así. Los confinamientos, las mascarillas, las distancias de seguridad, las doscientas olas, todo eso. Sobre todo lo que no se nombra en fiestas. El miedo. Estas fiestas se están viviendo como si no hubiera mañana, porque no hubo ayer, porque pasaron tres años. Decía algo así el otro día Amaya, amiga del Perro Paco, escuchando el concierto de coplas en las fiestas de San Lorenzo en Lavapiés. Que como que todavía no se lo creía, como que le daban ganas de llorar de la emoción. Que volviera todo esto. La vida, como nos gusta vivirla, como merece la pena. Las verbenas, las fiestas, la alegría. Ojalá volver a acostumbrarnos.

A por ellas, que son suyas, de ustedes. A gozarlas. ¡Vivan las Fiestas de La Paloma!