El Perro Paco se paseó en este día de la Almudena por la Plaza Elíptica, donde un buen número de organizaciones vecinales, sociales y políticas habían convocado una concentración bajo el lema «Aire limpio para Plaza Elíptica».
Varios centenares de personas se han encontrado en Plaza Elíptica, una gran glorieta en la que mandan los coches de manera permanente y que cuesta más tiempo rodearla de semáforo en semáforo que hacer la cola de Doña Manolita. De hecho, la concentración ha ido rodeando la plaza de isla en isla, de semáforo en semáforo, para alcanzar finalmente la estación de medición, un poste que las autoridades han situado estratégicamente en una zona arbolada y ligeramente apartada del tráfico con el aparente interés de maquillar la medición.
El Grupo Interbarrial Medioambiente Usera, una de las promotoras de la movilización vecinal, denuncia que los niveles de dióxido de nitrógeno en el aire son muy superiores a los establecidos para núcleos urbanos por la Organización Mundial de la Salud. Denuncian asimismo que la inhalación prolongada de este gas tiene relación directa con problemas de salud respiratorios o cardiovasculares, entre otros.
El pasado 18 de septiembre, ya salieron los vecinos y vecinas de la zona a la calle, llegando a cortar la autopista de Santa María de la Cabeza. Esta vía rápida es el centro del problema, al tratarse de una carretera de diez carriles que llega hasta el mismo río Manzanares, el cruce con la M-30 y con el Paseo de la Esperanza. Es decir, llega hasta el mismo corazón de la ciudad. Más allá de Plaza Elíptica se convierte en la A-42 dirección Toledo. Este tramo que señalamos, que va desde el río hasta la Plaza Elíptica, es el que el tejido comunitario de la zona, limítrofe entre los distritos de Carabanchel y Usera, defienden que se transforme, dejando de ser una «autopista impresentable» para convertirse en una «calle amigable», como expresaba hoy la pancarta de la Asociación de Vecinos y Vecinas del barrio de Moscardó. Esto quiere decir, según entiende este perro, que se convierta en una calle, alameda, bulevar, como lo quieran llamar, más compatible con la calidad de vida de los habitantes de los barrios que la sufren; menos afectada por el humo y por el ruido; que deje de ser el tajo abierto en medio de la ciudad que es hoy, que obliga a la gente a sortearla a través de puentes y pasarelas elevadas y que hace que la vida sea mucho más desagradable y peligrosa para la salud de los vecinos de la zona de lo que debiera.
El Perro Paco estuvo allí
De Madrid al cielo… porque te mueres contaminado.