Cientos de miles de personas han desbordado de nuevo las calles principales de Madrid, en protesta por la gestión de la sanidad pública del gobierno del PP. Gran parte de la ciudadanía de los barrios y pueblos de la comunidad autónoma han respondido al llamamiento y han colapsado la Plaza de Cibeles, donde finalizaban las marchas convocadas por los Vecinos y Vecinas de los Pueblos y Barrios de Madrid. Antes de inundar Cibeles, la protesta ciudadana ha llenado las arterias aledañas de Paseo del Prado, Calle de Alcalá y Paseo de Recoletos. Muchas pancartas de asociaciones vecinales y también de sindicatos. También muchas pancartas hechas a mano en casa por vecinos. La inmensa mayoría de la gente sin banderas, alzando su indignación como estandarte de lucha.
Un vecino, monárquico y que luce orgulloso la bandera de España en su casa, me decía cuando me lo he encontrado en la manifestación: “Esto está más allá de derechas y de izquierdas. Esto simplemente es vergonzoso”. En una política de bloques consolidada en los grandes medios de comunicación de masas, creadores de opinión pública, en pleno año electoral, esta declaración define a la perfección el hartazgo que sienten gran parte de los madrileños con la gestión de su sanidad pública por parte del poder.
Lo que está claro es que la lucha por la sanidad pública en la Comunidad de Madrid no ha perdido fuelle después de la histórica manifestación del 13 de noviembre de 2022. Muchísimas familias están hartas de no tener médico de cabecera o pediatra en el centro de salud del barrio. Quien espera una prueba hospitalaria está harto de la lista de espera que no para de crecer. Los médicos y sanitarios están hartos de estar desbordados y que sus reivindicaciones laborales sean ninguneadas cuando no distorsionadas. No somos pocos los que estamos hartos de la prepotencia de una gobernante pueril y ramplona.
Ahora bien, las políticas liberales del PP, que pretenden el beneficio de grandes constructoras y fondos buitre como gestores últimos de la sanidad privada, por encima del bienestar de la población en general, son posibles por un marco normativo a nivel estatal que los partidos progresistas en el poder central no se atreven a derogar. Así lo denuncian organizaciones como la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad en su último comunicado:
“La desastrosa situación de la sanidad se nos presenta como un problema de gestión del gobierno de Ayuso, y a la vez se nos promete que otros gestores podrían solucionarlo. Sin embargo, es resultado del proceso puesto en marcha por el PP en 2004, gracias a las leyes estatales que legalizan la privatización, que ha permitido que más de la mitad de los 8.500 millones de euros del presupuesto sanitario acabe cada año en los bolsillos de todo tipo de empresas privadas. Mientras, los centros públicos agonizan y nos dicen que no hay dinero para contratar médicos y sanitarios para garantizar la asistencia de 7 millones de personas.”
El deterioro de la sanidad pública es un programa político bien detallado por los actuales gestores de la Comunidad de Madrid, que pretende que la población derive hacia seguros médicos privados. Pero la idea quizá no les esté saliendo tan bien, pues la resistencia al desmantelamiento de lo público se está convirtiendo en un clamor en muchos barrios y pueblos de la comunidad, donde las protestas locales se extienden como pequeños fuegos que desembocan en grandes incendios como el de hoy.
Veremos qué factura pagan los políticos en el poder en la Puerta del Sol y si los gobernantes de la Moncloa se atreven a medidas más contundentes que imposibiliten la privatización de la sanidad, origen de la sangría en el presupuesto de la sanidad pública, del que se derivan todos los demás problemas: falta de médicos y enfermeras, falta de medios, listas de espera colapsadas, aumento de la enfermedad y de la mortalidad. Mientras tanto, la Villa del reino lo ha vuelto a hacer y podemos decir: ¡Qué bien resistes, Madrid!
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Alejandro Prieto
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Una perfecta panorámica que pone de relieve los distintos factores que desde el ámbito central y el autonómico están permitiendo a políticos sin sentido de estado ni escrúpulos regalar nuestro estado social, el que pagamos los trabajadores con nuestros impuestos, a la empresa privada con las consecuencias previsibles.
Ayer acudimos muchos madrileños y madrileñas a la manifestación en defensa de la sanidad pública, la sanidad de todos, con la intención de enfrentarnos a estas políticas contrarias a nuestro marco constitucional y con el propósito de mandar un mensaje especial al actual gobierno de la CAM cuyas medidas antisociales van acompañadas de una actitud de matonismo con la que, sin pudor, está aplastando a los pacientes, a los sanitarios, a los ancianos, a los trabajadores de las residencias, a los taxistas, a los afectados por la chapuza de la línea siete, a las mujeres, a las víctimas de la especulación de la vivienda,a los alumnos y profesores universitarios, a las maestros…
La esperanza última? Que los ciudadanos abramos los ojos y seamos capaces de proteger nuestro estado social y de derecho en las urnas en Mayo.
Un fuerte abrazo y mi agradecimiento por tu acertado artículo
Gracias a ti por compartir tus reflexiones sobre el tema con los lectores de El Perro Paco, Carmen.