Hace unos días he tenido ocasión de conocer personalmente el restaurante Sobrino de Botín o, más sencillamente, Botín a secas. Llevaba bastante tiempo con ganas de visitarlo, pero por distintas circunstancias no había podido ser.
En esta ocasión, era una celebración familiar, nada menos que mi cumpleaños… Nos reunimos con mucha ilusión, alegría y ganas de pasarlo bien, no por ser Botín sino por reunirnos, estar juntos y darnos algunos homenajes gastronómicos. Otra cosa no será pero a disfrutones es difícil ganarle a esta familia, que es la mía.
La cita no defraudó. La carta, no especialmente extensa, basada sobre todo en asados en hornos de leña, a la antigua usanza, pero con otras posibilidades para otros paladares, resultó francamente bien.
Es cierto que por la zona, hay otros, como La Posada de la Villa, también especializado en asados, que en lo gastronómico no tienen nada que envidiar a Botín… Pero claro, no todos los días tenemos ocasión de comer en el restaurante más antiguo del mundo, según el Libro Guinness de los récords.
En 1725 para ser exactos un cocinero francés llamado Jean Botín, se inició, en la misma ubicación que en la actualidad, en el arte de dar de comer a sus vecinos de Madrid. Entiéndase que lo de «dar» es un eufemismo, claro. De esta misma fecha es también el horno, que a día de hoy sigue atrayendo a los comensales.
Pero si tuviera que quedarme con una sola cosa, elegiría la relación de Botín con la literatura. Son muchos los escritores que fueron asiduos de sus comedores y hasta incluso mi admirado D. Benito Pérez Galdós cita en su novela «Fortunata y Jacinta», una de mis preferidas, a Botín, ya que los señores de Santacruz encargaban habitualmente ricas viandas en el citado restaurante.
Ernest Hemingway era asiduo de Casa Botín, a la que cita en varias de sus novelas. Hasta Ramón Gómez de la Serna dijo: «Botín es el gran restaurante donde se asan las cosas nuevas en las cazuelas antiguas» y bueno, escritores como Carlos Arniches, Arturo Barea, Graham Greene, el periodista Mariano de Cavia… No quiero hacer esta lista interminable, pero baste decir que esa cercanía con la literatura, para una lectora voraz como soy yo, sí marca distancia con cualquier otro restaurante.
Ni que decir tiene que la celebración fue un éxito y nadie salió defraudado.
El Restaurante Botín está situado junto a la Plaza Mayor de Madrid, en la calle de Cuchilleros, 17.
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Irene Paz
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Sin duda, un restaurante con mucha historia. Ni idea de su existencia. ¡Felicidades Irene Paz!
Muchas gracias!!