Esta es la imagen que ha debido de generar ciertos nervios en la Puerta del Sol. La potente respuesta social a una obra que va a tardar meses, años, en materializarse, y que arranca, inoportuna, a pocos meses de las nuevas elecciones. «No calculamos los tiempos», ha debido decir alguien en algún despacho con buenas vistas.
La fotografía es una imagen de la concentración celebrada el pasado sábado día 18 de febrero en Madrid Río por vecinos y ecologistas en contra de las consecuencias que tendrá para el arbolado y el vecindario la ejecución de las obras de ampliación de la línea 11 de metro y, particularmente, la creación de dos nuevas estaciones de metro en el Parque de Comillas, en el distrito de Carabanchel, y en la orilla del parque de Madrid Río que pertenece al distrito de Arganzuela. Se estima en más de un millar de árboles afectados que se talarán para llevar a cabo la obra.
Tras la manifestación, este lunes 20 de febrero, la Comunidad de Madrid hizo público un comunicado en el que anunciaba la paralización de «la tala de árboles prevista en la zona de Madrid Río» y la modificación del «proyecto constructivo» de la obra. Se anuncia, asimismo, que la Consejería de Transportes e Infraestructuras del gobierno autonómico encargará un «análisis individualizado de cada árbol». Puedes leer aquí el comunicado del ejecutivo madrileño.
Este perro que les ladra se pasea a menudo por ambas localizaciones, tanto por el Parque de Comillas, como por el parque de Madrid Río, y también, de vez en cuando, por el paseo arbolado entre esbeltos plátanos de sombra, que el vecindario está defendiendo y que es lo que queda del antiguo Parque de Arganzuela.
Así las cosas, ¿cuál es el actual estado de la situación? Este perro se aventuraría a opinar que el comunicado del gobierno autonómico huele un poco a truco. Por una parte, uno se alegra de saber que fruto de la movilización se paraliza la obra y se modifica el proyecto. Es como decir: ¡Bien! ¡Qué alivio! ¡Nos escucharon! Pero todo cambia cuando en las dos frases siguientes a lo que se compromete la Comunidad de Madrid es a intentar trasplantar el mayor número posible de árboles y realizar el citado estudio individualizado de cada ejemplar. ¿Conocen el paseo del que hablamos? ¿Se han fijado en la magnitud de los árboles afectados? No soy un experto jardinero, sólo un chucho callejero, pero diría que el trasplante no parece una opción realista. Por otra parte, de los árboles afectados en el Parque de Comillas, en Carabanchel, la mayoría del total, por cierto, no se refiere ni una palabra en el comunicado.

Claro, si uno piensa en el contexto, se acuerda de las elecciones. Y no sería tan raro que lo que pretendieran con un comunicado aparentemente contundente pero de fondo ambiguo y nublado es únicamente desactivar la protesta. Es decir, nos sacudimos un incómodo proceso de movilización social que nunca se sabe cómo puede acabar, quitándole su razón de ser, es decir, aceptando sus demandas de forma bastante inmediata, antes de que el pequeño fuego pueda llegar a incendio. Todo sería magnífico si no fuera porque las frases que explican el presunto cambio de rumbo aportan de todo menos claridad, más bien dan la impresión de tratarse de una escenificación, un paripé, vamos. Por eso lo de que huele a truco. Sofocamos el fueguito, esperamos unas semanas, quizás unos meses, y reiniciamos el plan previsto. Si hace falta, en verano, con agostura, cuando el calor y la falta de sombra no nos deje ni pensar.
Habrá quien apunte si el electoralismo -actuar únicamente de cara a las elecciones- es patrimonio exclusivo del gobierno autonómico y la presidenta Ayuso. Y si quieren que les diga la verdad, la opinión de este perro es que no. Este chucho se hace cargo de que también es la razón de que los esforzados (o no) candidatos progresistas se afanen por aparecer y posicionarse apoyando a los vecinos y a los árboles, probablemente más preocupados en intentar erosionar los bondadosos pronósticos electorales con los que afronta Ayuso las elecciones que por preservar los árboles en peligro. Se puede entender, también, pero déjenme ladrar sólo una cosa a estos últimos: no pierdan el foco de que en esta pelea el objetivo no debería ser arañarle votos a Ayuso, sino encontrar alternativas al proyecto más respetuosas con el medio ambiente y con el bienestar integral del vecindario, que permitan a los barrios afectados y a sus vecinos no perder riqueza ambiental urbana. Eso al menos pienso yo, aunque sólo sea un perro callejero.
Acá, y no me extenderé mucho más, lo que de fondo debe cuestionarse es esa concepción que hace plantearse, a la hora de afrontar la construcción de una nueva infraestructura, un parque sobre un mapa como un espacio vacío, un lugar disponible, desocupado, improductivo, porque sólo es un espacio verde, una zona de bancos, árboles, canchas de fútbol y áreas infantiles. Es un problema cultural y es un problema político: la falta de valoración del patrimonio natural; la falta de respeto por los espacios de encuentro, de juego, de descanso, de solaz, de ocio no vinculado al consumo.
Ahora veremos cómo siguen los acontecimientos. De momento, parece que los colectivos vecinales, sociales y ecologistas que están dinamizando la protesta han convocado una nueva movilización para el 4 de marzo a las 12:00 h. en el Puente de Toledo, frontera natural, sobre el río Manzanares, de los distritos de Arganzuela y Carabanchel. Buena iniciativa para tratar de neutralizar el intento de desactivación de la protesta y para poder medir si la rectificación gubernamental va en serio o es sólo un camelo.
¡Guau, guau!
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El Perro Paco, que estuvo allí, acompañando la protesta
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Efectivamente, trasplantar árboles de tal envergadura es muy difícil técnicamente y además muy costoso. La mayoría de los trasplantes posiblemente morirían en su nueva ubicación. Y tampoco creo que ninguna administración vaya a invertir tanto dinero en «quitar» unos árboles de enmedio. Por eso la tala, porque sin consideraciones vecinales y ambientales de por medio, resulta «rápido y económico».
Una pena que se valore tan poco un patrimonio natural de incalculable valor, no sólo económico, como es el arbolado urbano.
Muchas gracias por tu aportación experta, Sancho!
¡Ya me lo temía! ¡Sólo palabras de cara a la galería!
¡Guau, guau!