El padre Pinocho, el Marlboro y un tren que llega tarde (otra vez)

Crónicas de media distancia - Febrero de 2023

Vienen de Ávila y van de excursión a Madrid, por lo que escucho no se les han dado muy bien los estudios, les oigo hablar y desde luego la conversación me entretiene. Alguna de ellas se ha sentado en mi sitio y no digo nada, total quién se ha sentado alguna vez en el debido asiento asignado por RENFE. Es el juego de las sillas, va sonando la música y tienes que andar avispado para no quedarte sin asiento. Me quito los auriculares y afino el oído, se viene un guion…

– No son tontos los curas – dice la chavala morena con tristeza en la cara.

– En el pueblo pillaron mazo cosas del cura. Al padre Pedro le vieron en el puti y a otro cura le saltó un video porno en medio de la clase – añade el único varón del grupo con mucha gracia y salero mientras las risas se contagian por el vagón –. Eso le pasó al padre Pinocho – prosigue.  

– No son mitos, una amiga mía estaba en clase cuando ocurrió.

Al padre Pinocho le crece la nariz y otra cosa que no te voy a decir – el único chaval lo canta de maravilla subiendo el tono entusiasmado porque lo que no se nombra no existe.

– El único bueno el padre Pablo.

– ¡Que dices! Ese era un bicho…

– Bueno, digo en comparación…

iiiiiiooooooo, iiiiiiioooooo, rebuzna el tren para advertir su paso.

– Yo aprobé el año pasado y me dieron destino en Ávila y ahora tengo que estar dos años sin pedir plaza porque me obligan a estar en el primer destino – dice la que parece ser la profe del grupo.

– ¿Y qué tal? ¿Mejor que la ESO?

– Se vive mejor en los ciclos, no es igual dar clase a gente adulta como vosotros que a… Mira, que yo tuve que hacer una guardia en un 3º de la ESO…

– Buahhh

– Madre mía, que niños, había uno, no era malo pero que pesao, mira, me daban ganas de tirarle por la ventana o tirarme yo.

– Es que menuda guerra damos, ¿Tu conoces a Yolanda? Esa, la profe, pues va un día y me suelta que me tenía manía.

– Normal, es que tú…

– Yo es que me iba con unas compañías, a mí me metieron en diver porque había drogas por aquí y alcohol por allá. Yo me juntaba con lo mejorcito, con el Marlboro que estuvo en la cárcel por dejar inconsciente a un puerta de una discoteca.

El tren llega a Príncipe Pío, el tren supuestamente llega a su destino a las 9:28 pero llega a las 9:43, la gente se agolpa para salir lo antes posible. La humedad se nos cuela por los poros, las máquinas del lector de QR no funcionan otra vez.

– Pero qué chapuza, ¡qué chapuza! – espeta un viajero ya conocido por su queja malhumorada. 

Ya huelo el café, menos mal.

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