La nariz de un veterano militante
Llamar a esta situación “La Arboleda Perdida” sería insultar a la poesía y desprestigiar a Rafael Alberti, pero tentaciones de ello no faltan.
Parece como si la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid quisieran castigar a los vecinos de la zona diciéndoles “¿No queríais Metro? ¡Pues tomad Metro!”, pero vais a pagar un alto precio: la tala de más de 1.000 árboles (800 en Madrid Río y 200 en el parque de Comillas).
Las movilizaciones populares consiguieron que el Gobierno de la Comunidad anunciara que paralizaba la tala para hacer un estudio sobre un posible trasplante de árboles, no ignorando que esos ejemplares tan voluminosos como antiguos no lo hacen posible. Una vez más tratan de engañar a la ciudadanía y sólo quedan dos actitudes: la movilización y el voto.
Pero hablemos también de las obras de la calle del Guadalete, donde vivo desde hace 61 años y por tanto creo conocer bien su origen y evolución. Es una vía por la que circulan algunos coches que salen del lateral de Santa María de la Cabeza hacia la calle de Antonio Leyva, pero que por sus aceras pisamos los vecinos de la propia calle y muy pocos más. Pues bien, al Ayuntamiento se le ha ocurrido, sin preguntar ni informar a nadie, ampliar las aceras y quitar plazas de aparcamiento, pero no es eso lo peor, sino que han talado árboles de más de 50 años, sanos y que no producían mal alguno ni a las aceras ni a los edificios y han arrancado casi todas las zonas verdes.
Están convirtiendo la calle en una especie de desierto de cemento y miedo me da pensar lo que nos espera este verano que, previsiblemente, será largo e intenso.
Personalmente y pese a que prefiero calles peatonalizadas y menos espacio a los coches por razones obvias, éste no es el caso. Esta calle no tiene ni un solo establecimiento en el que comprar ni escaparates que contemplar, es decir, que prácticamente sólo pasamos los vecinos. Para más incoherencia, están dejando una especie de glorietas (de cemento, claro) en las esquinas de Santa María de la Cabeza y de Antonio Leyva, y también en la curva de la calle. Me llaman extraordinariamente la atención dos hechos más: han cavado largas y profundas zanjas a lo largo de la calle y me pregunto: ¿no tendrán que ver aquí exigencias de algunas de esas grandes compañías que ganan tanto y pagan pocos impuestos?; la otra pregunta que me hago a mí mismo es por qué se ha arrancado la palmera ampliada con verde que existía interbloques, uniendo la colonia Urbis con la calle Guadalete, y se ha hecho una entrada para emergencias de doble vía.
Aporto mi opinión personal final: cuanto más cemento y menos arbolado y menos verde, menos necesidad de mantenimiento. Por tanto, contratos más baratos con las empresas concesionarias o más beneficio para éstas. También aquí invito a la movilización y a tenerlo muy en cuenta a la hora de votar. Hasta ahora, en “A voces de Carabanchel” me han publicado una entrevista con algunas fotos mías y estoy tratando la forma de planteárselo directamente al concejal-presidente de la Junta de Carabanchel.
.
Texto: Pedro Crespo Rubio
Fotografías: Pedro Crespo y Clara Columba
.
No pocos estudios científicos demuestran que un entorno urbano con arbolado y zonas verdes influye positivamente en la salud física, psicológica y emocional de su vecindario. Además, todos sabemos ya los beneficios medioambientales de los árboles para mitigar en parte la contaminación y el microclima que generan en las olas de calor veraniegas. Por tanto, la tala de arbolado urbano y la eliminación de zonas verdes va contra la salud de los habitantes de un barrio y disminuye su calidad de vida.
Buen análisis, Pedro Crespo, de las obras en tu barrio y de los intereses económicos que hay detrás y a quiénes benefician.
No opino sobre el artículo porque soy su autor.