Urracas, por Kandela Serrano

Las urracas, ¿felicidad o desdicha?

Rosas y espinas

Una de las aves más características de los parques y jardines madrileños es la urraca (Pica pica). También llamada picaza, picaraza en Aragón o pega en el noroeste ibérico. Se trata de un ave que suele aparecer en parejas y que si se siente amenazada no es extraño verla recurrir a una pequeña bandada de amigas para ahuyentar a posibles intrusos. Jesús, un amigo jardinero me comentaba recientemente que sobre el parque que cuida sobrevolaba un milano y al poco tiempo, un nutrido grupo de urracas se interpusieron volando y graznando entre la rapaz y las copas de los árboles, para proteger sus nidos. También es común ver cómo una valiente pareja de urracas acosan incansables a un gato callejero hasta que el felino marcha a una distancia prudencial de su zona de cría.

La urraca está presente en todo el continente euroasiático, desde China hasta Portugal. Gusta de establecerse en entornos naturales humanizados, como campos de cultivo de pequeños pueblos o parques y jardines de grandes urbes. Así pues es fácil de ver y de identificar, gracias a su vistoso plumaje negro y blanco, con algunas plumas que desprenden un brillo azulado. De la familia de los córvidos, como los cuervos, su graznido es bien característico. Jocoso, alegre, como si se estuviera riendo.

Se considera un animal de notable inteligencia. Se alimenta sobre todo de insectos y cereales, aunque también de polluelos y huevos de especies menores. Además, como sus primos negros, come carroña, por lo que es común verla dando saltitos en los arcenes de las carreteras limpiando la calzada de algún conejo atropellado.

Urraca (Pica pica), por Kandela Serrano
Urraca (Pica pica) / Kandela Serrano

En el acervo cultural europeo se la suele asociar con aspectos negativos, como la brujería, la muerte o la mala suerte. Algunas de estas ideas hunden sus raíces en la Edad Media. Sin embargo, en el Lejano Oriente su simbología transmite todo lo contrario, felicidad y buenos augurios. A mí la verdad, me alegran el día cuando acuden a mi alrededor en mi trabajo de jardinero, al levantar el manto de hojas secas que ha dejado el otoño en busca de bichos.

Imagino que a las urracas les trae sin cuidado lo que pensemos los humanos de ellas. Su conversación, caso de tenerla, encaramadas a la rama de algún olmo de algún parque de Madrid podría ser tal que así:

– Mira, un apacible lector con un libro de Paulo Coelho entre sus manos. Voy a cagarle encima de la página por la que va y así le confirmo que en estas latitudes somos presagio de mal agüero, por muy ‘buen rollo’ que quieras tener con todo.

– ¡Ja, ja, ja! Qué mala uva tienes, compañera.

Y sin embargo, la misma pareja de aves, si migrase a Pekín, China, podría dialogar de la siguiente manera en un parque cualquiera:

– Otro estudiante confuciano, voy a cagarle cerca, para molestarle pero no ofenderle.

Te dirá que eres un ave de la buena suerte, porque no le has cagado las palabras de su maestro de cabecera, confirmándole además, que “si la mierda no es para ti, no te salpicará”.

– ¡Ja, ja, ja! Estos humanos están majaretas.

.

            Texto: Javier Prieto Sancho

Ilustraciones: Kandela Serrano

.

¡Sigue al Perro Paco!

¡No hacemos spam! Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.

6 Replies to “Las urracas, ¿felicidad o desdicha?”

  1. Muy buen artículo Javier,como bien dices un ave inteligente,yo de niño muchas veces las he tenido en casa y me lo pasaba estupendamente viendo el comportamiento que tenían.
    Y curiosa reflexión como cambia el concepto sobre un mismo animal según la cultura de cada lugar.
    Muchas gracias por tus amenos artículos.

  2. Por mi experiencia puedo decir que las veces que las he oído han traído desgracia como la muerte. Cuando la oigo frente a una casa insistentemente me temo lo peor y pasados unos días efectivamente al enterarme de que algún familiar de esa casa ha dejado de existir. Y no exagero.!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *