Un quiosco es un faro

Faros de ciudad

Antes del alba, emergen desde la oscuridad algunas luces nuevas que matizan la iluminación de las farolas. Aparecen de entre las sombras pequeños faros urbanos que sirven de guía a los perros callejeros y a todas las demás almas perdidas de la ciudad. Que nos anticipan que aunque no lo creamos todo va a volver a comenzar.

Los quioscos de periódicos pertenecen a esta categoría de faros sin costa de la que prevenir. Sus habitantes, los quiosqueros -o quiosqueras- forman parte de esa extraña tribu de humanos que van por delante del resto. Estrenaron el día antes de que se adivinara. Y entre esa tribu, de panaderos, barrenderos, fruteros y taxistas, los quiosqueros van, si cabe, un paso más en vanguardia, pues ponen en circulación ese material sensible que son las noticias de la mañana.

Ya sé, ya sé, no se crean. Claro está que antes de internet y todas las pantallas esto era mucho más así de lo que es ahora. Tampoco tengo dudas de que estos fareros viven tiempos de apretar duro los dientes al detener el despertador. Ojalá que no acaben derruidos, ojalá permanezcan en el paisaje de la ciudad. Y lo hagan vivos, no como objetos de museo.

El Perro Paco

PD: Junto al quiosco, una pila de periódicos todavía atados, contando en el papel el último capítulo de la barbarie en la que, ustedes humanos, son tan capaces de perseverar. De nuevo Gaza. De nuevo en Palestina. Una matanza en un hospital.

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One Reply to “Faros de ciudad”

  1. Una masacre en un hospital. Pero lo ha hecho un ejército. Lo ha hecho un Estado. Eso no puede ser terrorismo. Será, si acaso, un daño colateral.

    Ojalá las luces de la buena prensa siga desenmascarando las sombras del poder.

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