“Hija, hoy estamos aquí, en el auditorio del parque de Las Cruces, en las estribaciones de nuestro barrio Aluche, apoyando la manifestación convocada por chicas y chicos del Colectivo D104.
Es importante estar aquí presente, para denunciar que niñas y niños de tu edad están siendo blancos directos en una guerra injusta generada y patrocinada por nuestros gobernantes, tanto en la Unión Europea como en los Estados Unidos de América”.
El discurso de este vecino a su hija de 4 meses ilustra e introduce la razón por la cual cientos de personas se unieron hoy 12 de noviembre en Aluche para que en un corto recorrido hasta la estación de metro y cercanías que da nombre al barrio se escucharan consignas de apoyo a un pueblo que lleva demasiados años sufriendo una situación sin parangón en la que sistemáticamente se incumplen las resoluciones de autonomía del estado palestino dictadas por la ONU.
A pesar de que el foco mediático se sitúa en estos días lejos del pueblo palestino, los presentes recuerdan con algarabía y rabia que hoy día existe un estado sionista que con sus bombas indiscriminadas está arrasando sin escrúpulos cualquier vestigio de civilización.
Hoy, desde Aluche, jóvenes, mayores, vecinas y vecinos, trabajadoras y trabajadores nos recuerdan que este conflicto no está resuelto y cada minuto que pasa está muriendo gente.
La solidaridad entre pueblos se hace cada día mas necesaria y está presente bajo el sol radiante que baña esta mañana de noviembre.
Un hálito de esperanza debe trasladarse para los lectores del Perro Paco: Palestina vencerá porque el carácter luchador de sus gentes ha traspasado sus fronteras más allá de los muros físicos construidos en sus territorios.
Sirvan estas letras para reconocer sus derechos y apoyar a Palestina y para desenmascarar al gobierno de Israel que asfixia tan cruelmente a tantas personas cuya única aspiración es levantarse para trabajar y sacar adelante a sus familias.
“Sí, hija, hoy estamos aquí presentes porque no queremos ser cómplices de quienes auspician este horror, así que gritemos fuerte para que llegue a los confines del mundo:
¡No es una guerra, es un genocidio!”.
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ORJ
Resulta pavoroso la masacre retransmitida casi en directo y el silencio cómplice de una Europa hipócrita y podrida. Iniciativas como las protestas en Aluche u otros barrios como Vallecas o Lavapiés, aunque modestas, tienen un gran valor humano.