Pedagogía de la crueldad

Pedagogía de la crueldad

Desde pequeño le gustaba hacer daño a ‘los bichos’. Él nos alentaba para ir de batida por los bloques persiguiendo a gatos callejeros, gorriones, palomas…

Nos fabricábamos las armas con tablas de madera que encontrábamos en la basura, una pinza de la ropa, un par de clavos, goma elástica y un muelle de otra pinza. La ballesta casera era un artilugio del asombro. Por fin estábamos armados y éramos peligrosos. A Chema se le ocurrió que nuestros enemigos iban a ser ‘los bichos’ por aquello de no saltarse ojos entre colegas. Allí íbamos los cinco por nuestro coto de caza de adoquines, por suerte los bichejos se anticipaban a nuestra mala puntería. Y rápidamente algún vecino dio la voz de alarma y cundió el alto al fuego.

Chema no cesó en su hobby del maltrato de bichos, le gustaba torturar a sus presas, le daba gracia decía. Era un estupendo cazador de abejorros, esperaba paciente a que su víctima se posara y con movimiento certero y veloz lo cazaba. Usaba las bolsas de plástico de las chuches. Allí los encerraba durante uno o dos minutos, mientras todos escuchábamos su zumbido agónico. A veces se sentía generoso y los soltaba para ver si nos picaba a los demás, que corríamos despavoridos. Otras veces, dejaba la bolsa en el suelo con mucho cuidado y los aplastaba de un pisotón. Luego se reía con esa carcajada tan peculiar que parecía brotar del interior de sus abultados mofletes rojos.

Ese es el Chema, cazador de insectos y criaturas salvajes, torturador de aves, gatos y ratas de alcantarilla. Chema el empalador de los madriles había conseguido una técnica cirujana para cazar y empalar lagartijas. Primero las atrapaba con su destreza de cazador experimentado, luego les abría bien la boca y las atravesaba con un palo pequeño desde la boca hasta su rabo de lagartija.

Era muy asqueroso verle hacer eso, repugnante y pesado. Le pedíamos que dejara de hacerlo pero eso le animaba más. Después de empalarla clavaba el palo en la tierra de algún jardín para marcar el territorio.

Chema creció, dejo de empalar insectos y se moderó en sus bestialidades, se puso a currar en el ejército y unos años después se sacó la oposición de guardia civil.

Dice Rita Segato que la pedagogía de la crueldad “es una especie de enseñanza cultural (violencia familiar, patriarcal, sexual, acoso escolar, abusos de poder, violencia cinematográfica, videojuegos…) destructiva que lleva a los sujetos a reducir lo que está vivo en objetos. Una falta de empatía entre las personas, todo aquello que nos lleva a ver el cuerpo como cosa, a cosificar la vida.»

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Rafa Ramos Claudio

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2 Replies to “Pedagogía de la crueldad”

  1. Hola Ramos,

    No hace falta alejar la mirada demasiado, basta con ver como el ser humano trata a sus iguales como a cosas a desechar porque la pedagogía de la crueldad es la que hace posible que sigamos casi impasibles a los miles de muertos en residencias en la Comunidad de Madrid durante la pandemia, los y las migrantes que yacen en el mediterraneo y actualmente el genocidio del pueblo Palestino.

    Gracias a ti por tu comentario

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