En estos días recordamos a San Isidro Labrador, patrono de la Villa y Corte, con motivo de su festividad del 15 de mayo y de las verbenas que se celebran en su nombre y que tienen, como bien sabéis, dos localizaciones fundamentales en Madrid: la Pradera de San Isidro, en Carabanchel, y Las Vistillas, en La Latina, ambas estrechamente unidas a la vida del santo.
En los campos donde hoy se encuentra la ermita y el cementerio, distrito Carabanchel, al otro lado del río, trabajó el santo labrador las tierras del poderoso Iván de Vargas, aproximadamente en esos mismos terrenos en los que hoy se ubica la famosa pradera de San Isidro, en la que las fiestas de estos días muestran su cara más castiza y popular. En las actuales calles de La Latina, se dice, Francisco Azorín por ejemplo, en sus “Leyendas y anécdotas del viejo Madrid”, que comenzó su vida el santo, a la altura de la calle de las Aguas. Sería también en este barrio de La Latina donde finalmente encontró Isidro reposo tras su muerte. Aunque es un decir lo del reposo, pues bien es sabido que sus restos mortales sufrieron una peregrinación que alcanzó varios siglos hasta su definitivo descanso en la Colegiata de San Isidro. Pero esta es otra historia que no hemos venido esta noche a contar.
Hoy, con motivo de la festividad de San Isidro, nos paramos a recordar algunos, concretamente cuatro, de los más de 400 milagros que se le atribuyen al santo, que tuvo una vida larga, que se prolongó durante casi 90 años que transcurrieron entre la segunda mitad del siglo XI y la primera del siglo XII en aquel reducido Madrid en el que convivían cristianos, judíos y musulmanes.
El pozo de San Isidro
Posiblemente el milagro más famoso de todos es el que salvó a su hijo Illán de una muerte segura. Al parecer, mientras San Isidro se encontraba trabajando en el campo su hijo cayó en el interior de un profundo pozo. Cuando llegó Isidro se encontró a su mujer, Santa María de la Cabeza, desesperada y lamentándose por lo que había ocurrido. Ambos se pusieron a rezar junto al pozo y pronto el nivel del agua comenzó a subir hasta que el niño salió a la superficie. El pozo, por cierto, se puede visitar en el Museo de los Orígenes de la ciudad, en la Plaza de San Andrés.
El milagro de la fuente
Otro de los fascinantes capítulos milagrosos atribuidos a San Isidro también tiene como protagonista el agua. Un día en el que el santo estaba cumpliendo con las labores propias de su oficio de labrador, recibió la visita de su señor, el ya citado Iván de Vargas, quien le pidió un poco de agua para beber, pues era un día muy caluroso. El santo se dio cuenta entonces de que se le había terminado, así que cogió su cayado y golpeó el suelo diciendo: “Cuando Dios quería, aquí agua había”. En aquel mismo instante comenzó a brotar agua del suelo. Desde entonces, cuenta la leyenda, existe una fuente cuya agua muchos devotos de la tradición creen que tiene propiedades curativas por lo que en estos días acuden a beber y llenar sus botellas. Es donde está la fuente el lugar en el que la emperatriz Isabel mandó levantar la ermita a San Isidro consagrada, en el año 1528.
El saco de grano
San Isidro tuvo un gran amor por los animales y su relación con ellos acabó desembocando en otro de sus milagros más populares, aunque mucho menos conocido que los dos anteriores. Un día que había nevado, nuestro protagonista se dirigía al molino cargando sobre sus espaldas un pesado saco de grano. De camino sintió pena por un grupo de pájaros que, por culpa de la nieve, no eran capaces de encontrar su alimento en el suelo. El labrador decidió compartir con ellos parte del cereal que cargaba. Cuando llegó a su destino descubrió con asombro que el saco estaba otra vez lleno.
La olla de San Isidro
Cerramos la recopilación de hoy con la llamada ‘olla de San Isidro’. Parece ser que el santo organizaba de forma periódica comidas para los más necesitados. El caso es que en cierta ocasión, el bueno de Isidro el labrador no contaba con alimento suficiente para tantos asistentes que habían acudido a comer de su olla. Para tratar de remediarlo, comenzó a introducir el cazo en la olla a la vez que rezaba… y ésta parecía no llegar nunca a su fin. Siguió sirviendo más y más comida hasta que todos los que acudieron quedaron saciados.
Y esto ha sido todo por hoy. Esperamos que estos milagros o leyendas les hayan agradado. Un cable les hemos tirado para tirar de anecdotario en la verbena.
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Santiago Gómez-Zorrilla
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Que buena recopilación para comenzar el día festivo en el que los madrileños y madrileñas homenajeamos a este humilde labrador. Gracias Guau guau!
Muchas gracias, Óscar, me alegro mucho de que te haya gustado. Gracias por leernos y espero que hayas disfrutado de la verbena de San Isidro.
Santi
Pues buena y bonita recopilación para recordar al Santo, Buenos y emotivos relatos tanto para creyentes como para los que no creen.
Muchas gracias Fernando, por pararte a leer el texto, me alegro de que te haya gustado. Claro, al final, al margen de credos, son leyendas que forman parte de la cultura popular.
Un cordial saludo
Santi