A la Casa de la Vieja del Parque del Capricho hay que acercarse con sigilo, en un día nublado, de otoño. Hay que rodearla lenta y atentamente, sin perder de vista las ventanas y las ramas más altas de los árboles que nos rodean.
A la Casa de la Vieja del Parque del Capricho hay que acercarse con sigilo, en un día nublado, de otoño. Hay que rodearla lenta y atentamente, sin perder de vista las ventanas y las ramas más altas de los árboles que nos rodean.