No, no puede ser verdad lo que he escuchado. No puede ser que este lunes el Pleno del Ayuntamiento de Madrid haya decidido conceder al Estado de Israel la Medalla de Honor de la Ciudad. No puede ser que se conceda tan alta distinción de nuestra querida ciudad de Madrid a un Estado en el exacto momento en el que está atacando sin tregua y de forma brutal e inmisericorde un territorio de este mundo como es en este caso la franja de Gaza, masacrando sin ningún límite ni freno a su población, a las personas que lo habitan.

Las palabras que uso son gruesas y lo sé, pero son desgraciadamente ajustadas, a tenor de lo que estamos viendo y nos están contando día a día. Si nos vamos a lo básico, a lo más esencial, el número de víctimas mortales entre la población de Gaza desde el 7 de octubre superaba ya las 8.000 personas a día 29 de octubre, según las cifras recogidas por el periódico El Mundo y la agencia EFE, que citaban como fuente la última actualización de estos terroríficos datos del Ministerio de Salud de la Franja de Gaza. Más de 3.300 de estas personas asesinadas son niños/as y adolescentes.

No puedo hacerles un relato de la situación que se vive en Palestina. No estoy allí para verlo, nunca pisé aquella tierra y escapa de las posibilidades actuales de este chucho que les habla, ni tampoco me olvido de las más de 1.400 personas asesinadas por los soldados de Hamas en el brutal ataque del 7 de octubre contra distintas localidades de Israel que precedió a la ofensiva militar israelí.

Pero como perro de Madrid y como cronista no oficial de la Villa, y haciéndome eco de una petición que está circulando por parte de algunos colectivos madrileños comprometidos con los derechos humanos y la justicia social, quiero manifestar mi espanto por que se tome esa determinación en nombre del conjunto del pueblo de Madrid.

Esta decisión se ha tomado a iniciativa del grupo ultraderechista VOX y ha sido apoyada por el Partido Popular, partido que ostenta la alcaldía madrileña en la persona de José Luis Martínez-Almeida, un tipo que celebra su segundo mandato con el bastón de mando de la ciudad y que no parece conocer los escrúpulos. Si no fuera terrible, podría ser esperpéntico. Pasadas de rosca con la chufla de la guerra cultural, sin esconder ni disimular una islamofobia de libro, sin el más mínimo rastro de los presupuestos éticos que su pretendida base filosófica democristiana debería contener, las huestes del Partido Popular se han aliado con VOX para sacar adelante esta desgraciada y abominable resolución favorable a la concesión de la Medalla que a no pocos madrileños/as les habrá sumido en la zozobra, la vergüenza o la rabia según el caso o el momento.

En este punto, para hacerse efectiva, y dentro de los trámites que deben seguirse para ello, tiene que pronunciarse favorablemente a la concesión de la Medalla el cuerpo de Cronistas de la Villa. Como comprenderán, aunque a alguno les extrañe, yo no formo parte de tan distinguido clan, pero como autoproclamado ‘cronista no oficial de los madriles’ quiero decir que no, que no puede ser, que no debe prosperar este reconocimiento. Que Madrid también fue una vez una ciudad sitiada y bombardeada; que nuestra ciudad ha mostrado su rechazo a la guerra en numerosas ocasiones y con variados contextos; que los títulos honoríficos de la ciudad deben ser fruto de un amplio consenso y no pueden constituir un arma con la que abochornar, incomodar, indignar y enfurecer a una parte no pequeña del pueblo madrileño. Que, sobre todo, Madrid no puede premiar con una Medalla de Honor la comisión de crímenes de guerra.

Colegas cronistas, nuestra ciudad no puede legitimar este desastre. Hagan lo que deban hacer, por favor. Que no sea en nombre de los gatos y gatas de Madrid. Que no sea en nombre del Perro Paco.

¡Guau, guau!

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El Perro Paco