Esta vez les vengo a hablar de las piscinas no naturales de Cercedilla: Las Berceas, que ha vuelto a visitar nuestro amigo el Perro Paco este mismo verano. Piscinas no naturales porque, aunque a menudo son incluidas en esa exclusiva categoría que tantas búsquedas e indagaciones genera, en realidad no lo son, o no lo son tanto. Son, sin embargo, a día de hoy, las piscinas preferidas dentro de la Comunidad de Madrid del bueno del Perro Paco.
Las Berceas se encuentran situadas en el área recreativa de Las Dehesas de Cercedilla, en el valle de la Fuenfría, en la parte central de la Sierra de Guadarrama, en su vertiente sur, entre imponentes bosques de pino silvestre. Rodeadas de monte y de bosque, Las Berceas son un balcón inmejorable desde el que descansar la vista y el cuerpo en los calurosos días del verano madrileño. Solamente con sentarte en sus praderas, entre sus generosas sombras, ya sentirás cómo la temperatura ambiente disminuye una decena de grados con respecto a la que sufrías en la ciudad.
Decía que no son exactamente unas piscinas naturales. Esto se podría rebatir por el grandioso entorno natural en el que se encuentran, así como por el hecho de que sus frescas aguas proceden de varios arroyos serranos. Sin embargo, son aguas cloradas, tratadas, por lo que no podríamos hablar con propiedad de piscinas naturales. Son además piscinas de obra, construidas, con bastante gusto, por cierto, de líneas curvas y pequeñas cascadas, pero no, no son un capricho de la naturaleza, sino fruto de la intervención humana. Así pues, estás advertido/a, si buscas unas piscinas realmente naturales, quizás Las Berceas no cumplan tus expectativas.
Las mías, sin embargo, y las de mi querido amigo el Perro Paco, quedan, en cada visita a Las Berceas, completamente satisfechas. Las Berceas son unas piscinas familiares, en las que existen zonas de baño aptas para todos los públicos en función de la profundidad del agua, de manera que se puede disfrutar de ellas plenamente desde edades muy tempranas. Con fama de aguas frías, no diremos que están calientes, pero sí que, en plena calorina de verano en Madrid, su frescor resulta más que llevadero, muy agradable y para nada incómodo. En resumen, no es para tanto.
Las piscinas disponen asimismo de servicios bastante completos; cuentan con un merendero a la sombra de los pinos y en el que, bajo la atenta vigilancia de los arrendajos, podremos dar buena cuenta de nuestras viandas. En el merendero hay, además, una fuente de agua que se puede beber, según nos indicaron las currantes del chiringuito. Porque, en efecto, este área recreativa cuenta también con su cafetería-restaurante, que incluso ofrece a diario un menú de dos platos. Por supuesto, hay puesto de enfermería, socorristas y también vestuarios y aseos, incluso un servicio de microondas en la cafetería para calentar la comida de los bebés. Son, en definitiva, unas piscinas que combinan un entorno imponente con la comodidad de sus instalaciones.
¿Quieren que les ponga una pega? Pueden burlarse quizás del Perro Paco y tildarlo de urbanita, pero nuestro perro callejero se quejó de la cantidad de avispas, que en los últimos días del mes de julio y principios de agosto, eran bastante abundantes y, sobre todo, bastante descaradas, acudiendo prestas a cualquier resto de comida e incluso a las patas y pezuñas de nuestro querido can. Qué quería el Perro Paco, comentarán, irónicos, casi molestos, y no sin razón, los lectores más enemigos de lo urbano. En efecto, amigos, estamos en el campo. Si bien, a las protestas de Paco, su pequeño amigo Cachorro, que por supuesto le acompañaba, le sugirió una solución: “Tendrás que comprarte un cuchillo”. Para someter a las avispas, se entiende. Pero no, no lo hagan. Son las cosas salvajes de Cachorro.
Por otra parte, es digna de mención la construcción que se levanta a nuestras espaldas: el llamado umbráculo de Las Berceas, que fuera Premio Nacional de Arquitectura en 1978. Una discreta placa recuerda que en el año 1976 los jóvenes arquitectos María Luisa López Sardá y Javier Vallés recibieron el encargo de diseñar en este lugar un espacio que albergara los servicios para los visitantes de las piscinas. El resultado fue este edificio, encuadrado en la llamada arquitectura bioclimática, esto es, que cuenta con el clima y con las características del entorno para conseguir las mejores condiciones para su uso, consiguiendo unas buenas temperaturas en su interior y la mejor integración en el medio.
El umbráculo de Las Berceas fue diseñado para dar sombra, para proteger del viento y de la lluvia; tiene en cuenta en su estructura su capacidad para soportar el peso de la nieve, así como las variaciones que sufre la madera con las oscilaciones de temperatura. El umbráculo pretende ser una prolongación del bosque, imitando en su diseño el juego de luces y sombras que entre los árboles se produce de manera natural, como fruto del diálogo entre el sol y las ramas. En su construcción participaron guardias forestales, carpinteros y otros trabajadores de la localidad, bajo la dirección del ingeniero de montes Juan Vielva. Apreciar el umbráculo de Las Berceas es un motivo añadido para acercarse a pasar el día en las piscinas de Las Berceas.
¿Cómo consigo mi entrada y qué precio tiene?
El precio estándar de una entrada para un adulto (> 14 años) para las piscinas de Las Berceras está en el verano de 2024 en 9 euros en días laborables y 12 euros en fines de semana y festivos. Para el resto de visitantes (mayores de 64 y menores de 14), está en 5 y 7 euros. Los menores de 4 y las personas con una discapacidad igual o mayor al 65 % están exentos de pago.
El precio para los abonados es de 2,5 euros, pero para ello debes estar empadronado en Cercedilla o ser el titular de un inmueble en la localidad serrana (extensible a miembros de la unidad familiar).
Importante: los fines de semana y festivos no hay venta de entradas en taquillas, sino que debe realizarse la compra necesariamente a través de la plataforma online.
Para acceder con tu vehículo a las piscinas, todos los días debes realizar la reserva de aparcamiento en la misma plataforma. El precio es de 3 euros y tiene validez para todo el día. Está completamente prohibido aparcar fuera de estas zonas. El aparcamiento cuenta con 240 plazas, por lo que estate al loro. Aquí toda la información sobre el parking. No frunzas el ceño, por favor, el control del aforo es fundamental para preservar el área natural, aunque nos obligue a una mayor previsión y organización del plan. No en vano, no hay que olvidar que nos encontramos en el interior del Parque Nacional de Guadarrama.
¿Cómo llegar a Las Berceas?
Para llegar a Las Berceas desde Madrid deberás llegar primero a Cercedilla. Si deseas ir en transporte público, cuentas con una línea de autobuses (684); también puedes ir en tren, en cercanías (C8) desde la estación de Chamartín, con una duración de algo más de una hora (se recomienda confirmar horarios con RENFE). Si acudes en coche, el recorrido a realizar es de 65-70 kilómetros y lo más fácil es ir por la A6. Después, o bien tomas la salida 39 a altura de Collado Villalba y luego la carretera M-601 en dirección Puerto de Navacerrada. O bien sales por la 47 hacia la M-600, dirección El Escorial-Guadarrama, y sigues después por la M-614 primero hasta Guadarrama y por la M-622 después hasta Cercedilla.
A partir de llegar a Cercedilla, es más sencillo si has ido en coche. En tal caso, debes continuar por la carretera de Las Dehesas siguiendo las indicaciones hacia el área recreativa de Las Dehesas de Cercedilla. Pronto, verás la indicación explícita hacia las piscinas de Las Berceas. Si has acudido en transporte público, y siempre habiendo adquirido previamente entrada, en el verano de 2024 tienes un autobús gratuito desde el pueblo de Cercedilla hasta las piscinas, pero ojo, sólo fines de semana y festivos.
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Santiago Gómez-Zorrilla
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