Nostalgia o cabreo

Uno se cabrea cuando al inscribirse en un torneo de tenis te dicen que ya estás en categoría veteranos +45 y tus adversarios son señores jubilados. Los seniors -45 ya no volverán nunca a compartir ranking conmigo.

Y como bálsamo se pasa del cabreo a la nostalgia, porque la nostalgia te lleva de cabeza a una época en la que éramos seniors.

A la época en que a Madrid se salía porque sí. En ese Madrid, se tomaban unas bravas en Las Bravas, unas cañas donde Eusebio o, si había dinero, croquetas y zapatillas en el Melos. Madrid se bebía y se comía sin tener que elegir entre primer o segundo turno.

A la época en que en Madrid se cantaba por los cuatro costados. Al norte al Búho Real, al este a Libertad 8, un poquito al sur el Ole con Ole y al oeste se acababa en la sala El Sol. Donde no se entendía de reguetón, cantantes desganaos, ni autotune. Donde no se nos pasaba por la cabeza perder el tiempo en cachimbas de vainilla mientras se manda en WhatsApp lo que no se atreve uno a decir mirando a los ojos. Tiempos en los que Sabina todavía escribía canciones en servilletas.

A la época donde la botella giraba muy de vez en cuando, pero cuando giraba, más de uno volvía a casa con la sonrisa tonta y resoplando por lo que giró de más o menos.

A la época donde se jugaba al futbol en el polideportivo Aluche a las 16:00 h. Donde el arbitro decía «sigan sigan”. Donde se tenía presi argentino, pero no puntos en la clasificación. Donde había un pufo en punta, un capitán en defensa y algún ‘rodillitas’ animando. La tarde se hacía noche entre ruedas de prensa pellejiles y tortillas radiactivas acompañadas por cajas de botellines.

A la época donde en Madrid no se celebraba Halloween. Ya bastante Halloween había al entrar al Mala Vida a ciertas horas. Donde al cruzar la frontera del extrarradio, te topabas con algún que otro muerto en vida que gastaba allí la prórroga de sus días.

A la época donde Madrid amanecía de noche y se volvía a casa con el sol ya calentando. Andando, silbando, oliendo a calles baldeadas que se mezclaban con el olor a tabaco en la ropa. Ni WhatsApp de estoy en casa, ni paparazzi con las fotos. Solo recuerdos que aún resuenan y el deber cumplido de no haber dejado pasar un día.

Con lo fácil que hubiese sido haber hecho categoría única de inscripción en el torneo y dejarme de cabreos y nostalgias de islas pasadas.

.

Santiago Benito

¡Sigue al Perro Paco!

¡No hacemos spam! Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.

2 Replies to “Nostalgia o cabreo”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *