Los vi de lejos y me alegré mucho de volver a encontrarlos juntos, después de tanto tiempo. El Perro Paco se hallaba departiendo con un pequeño y regordete pajarillo, de pecho rojo, que hacía tiempo que no frecuentaba.
Creo que es difícil que os acordéis de él, algunas quizás. Un pequeño petirrojo que habitaba los alrededores arbolados del hospital Gómez Ulla, en Carabanchel. Un petirrojo, Erithacus Rubécula para los amantes de la ciencia, a quien, y esta era su mayor pecualiaridad, le encantaba la historia.
Ambos charlaban animadamente en un rincón de esa magnífica sucesión de diferentes niveles y espacios que dan forma al parque Olof Palme del barrio de Zofío, distrito de Usera. Y precisamente, como pude comprobar enseguida, hablaban del personaje histórico que da nombre a esta zona verde del sur madrileño, pegada a la avenida de Rafaela Ybarra y a la calle de Marcelo Usera.
– Pero, Paco, ¿cómo puedes decirme tú que no sabes quién es Olof Palme? ¡Si es una de las figuras políticas más notables de la segunda mitad del siglo XX en Europa!
– Pues no, pajarito, siento decirte que no. Y no creas, que me da cierto apuro reconocerlo.
– ¿Es que no has escuchado nada acerca del Estado del Bienestar, del modelo escandinavo o de la socialdemocracia de los países nórdicos?
Noté que el petirrojo empezaba a gustarse. Casi siempre le pasaba. Replicó Paco, pues yo sólo escuchaba, aunque a estas alturas ya habían advertido (y tolerado) mi presencia:
– El Estado del Bienestar es eso que siempre decimos que se están cargando, ¿no?
El petirrojo no contestó, sino que arrancó directamente a explicar de quién estábamos hablando:
– Olof Palme fue el líder del Partido Socialdemócrata en Suecia desde el año 1969, cuando sucedió a Tage Erlander, y fue, además, el primer ministro del país nórdico durante dos periodos diferentes, entre ese mismo 1969 y el año 1976 primero y, después, desde 1982 hasta su trágica muerte, en 1986.
– ¿Y qué hizo el tal Palme? ¿Algo de interés para el mundo?
Paco se ponía a la defensiva y mostraba su pereza ante las primeras palabras de presentación de su amigo el petirrojo.
– Ya empiezas con tu clásico desdén, Paco, e igual te equivocas. Pues mira, Palme hizo de la socialdemocracia sueca todo un referente en la construcción de eso que se llamó el Estado del Bienestar, con las bases puestas en un potente sistema de salud pública e invirtiendo en educación y en servicios sociales. En su mandato se impulsó la creación de muchas escuelas infantiles, por ejemplo, con lo que se facilitó también la incorporación de la mujer al mundo laboral y lo que esto significó en términos igualitarios.
– Bueno, eso no suena mal, la verdad, sobre todo para lo que estamos acostumbrados en estos tiempos que vivimos y no te digo nada en Madrid.
– Pues espera, porque, conociéndote, si te fijas en su política exterior, te va a llamar aún más la atención el legado de Olof Palme.
– Me tienes en ascuas, pajarito – dijo Paco, no sin cierta guasa.

– Olof Palme fue un político muy crítico con el imperialismo. Se opuso abiertamente al papel de Estados Unidos en la guerra de Vietnam, comparando los bombardeos estadounidenses sobre Hanoi con los ataques realizados por los nazis. En un mundo de grandes bloques, él se posicionó siempre del lado de los países pequeños y más desfavorecidos desde una mirada no belicista. Criticó la invasión soviética de Checoslovaquia, se enfrentó a la Sudáfrica del régimen del apartheid y apoyó activamente al Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela. Simpatizó con la revolución cubana y defendió a Salvador Allende y el derecho de los palestinos a tener un Estado propio.
La mirada delataba a Paco. Esta última intervención del petirrojo historiador le había llegado al corazón. No pudo evitar mirar de reojo a la bandera palestina pintada en las escaleras del parque y resoplar, antes de decir:
– Nada ha cambiado, nada ha cambiado…
– Espera, Paco, no te ensombrezcas. Tengo todavía algo que sé que te va a gustar.
– Cuéntame, pajarito, por favor – insistió Paco, ahora ya realmente interesado.
– Pues que el amigo Olof Palme también se mojó contra la dictadura de Franco en España. En el otoño de 1975 y siendo primer ministro, salió a las calles de Estocolmo con una hucha y un cartel sobre el pecho que decía más o menos: «Para la libertad de los españoles». Era un momento de grandes protestas en Europa ante la situación que se vivía en España y, particularmente, contra los que serían los últimos fusilamientos del franquismo, aquel 27 de septiembre, de tres militantes del FRAP y dos de ETA. Aquella imagen de Palme para la posteridad fue publicada en el diario ABC el 4 de octubre de 1975 con este titular: “Olof Palme recoge dinero contra España”. No debió sentar demasiado bien tampoco que Palme hablara de las autoridades del franquismo como «malditos asesinos».
– ¡Guau! – exclamó Paco, y movió alegremente el rabo, visiblemente emocionado con lo que le contaba el petirrojo sobre Olof Palme.
> Aquí puedes ver la fotografía de Palme con la hucha de apoyo a España.
El ave esbozó una discreta sonrisa, satisfecho. Y añadió, con cierta malicia:
– La verdad es que no esperaba que no supieras nada de Palme, querido.
– Pues ya ves, ignorante que es uno. Pero oye, al principio hablaste de su final trágico. ¿Qué fue lo que pasó con Olof Palme?
– Así es, Paco. En la noche del 28 de febrero de 1986, Olof Palme paseaba por las calles de Estocolmo en compañía de su esposa, Lisbet. Habían ido al cine Grand a ver «Los hermanos Mozart», película local dirigida por Suzanne Osten. Mientras caminaban, parece ser que un hombre se acercó por detrás y les disparó por la espalda, a quemarropa, hiriendo de muerte al primer ministro de Suecia, que fallecería un rato después. Palme no llevaba escolta, no la quería, para tratar de llevar una vida lo más normalizada posible a pesar de su cargo. Su mujer también resultó herida, pero no de gravedad.
El Perro Paco se quedó helado.
– ¡No me digas! ¿Quién fue quien mató a Palme?
– Pues aquí la respuesta se complica. Dicen que esta cuestión supuso durante mucho tiempo una especie de trauma colectivo en Suecia, porque no se conseguía dar con los culpables del asesinato. Las hipótesis fueron múltiples, porque Olof Palme tenía muchos enemigos. No fue hasta 2020, 34 años después del crimen, cuando la Fiscalía sueca anunció que tenía un culpable: un hombre llamado Stig Engström, ciudadano sueco, de tendencias ideológicas ultraderechistas y que en su momento había sido incluido como testigo en la investigación. La clave de la supuesta resolución del crimen fue el descubrimiento del arma con el que se habría ejecutado el magnicidio.
– ¿Y por qué dices entonces ‘supuesta’ resolución del caso?

– Bueno, porque el tal Engström se suicidó en el año 2000, por lo que nunca fue procesado ni interrogado. El fiscal encargado de la investigación cerró así, décadas después, el caso Palme, pero lo que todavía no se ha esclarecido es si Engström actuó solo o formaba parte de un plan más complejo.
– No me pega de ti verte en tesis conspiranoicas, pajarillo.
– La realidad es que en el caso Palme se han barajado tantas teorías y tan diversas que es difícil no pensar que el asesinato de todo un primer ministro no obedeciera a algo más grande, ¿no te parece? Se ha apuntado, como posibles perpetradores del crimen, a los servicios secretos de Estados Unidos, Israel o el Reino Unido, pero también a la guerrilla kurda del PKK y al grupo armado alemán RAF (Fracción del Ejército Rojo), que llegó a reivindicar su autoría, aunque parece que con fines propagandísticos. Por supuesto, han estado entre los principales sospechosos todo tipo de sujetos o movimientos ultraderechistas. Una de las teorías más exploradas fue que el asesinato de Palme se organizó desde los servicios de inteligencia de la Sudáfrica del apartheid en colaboración con ultras suecos. Olof Palme fue una de las voces más críticas a nivel internacional con el apartheid y Suecia financiaba al opositor Congreso Nacional Africano. Pero hasta la fecha y varias décadas después, este interrogante sigue abierto.
Y con estas palabras, y dejando el suspenso en el aire, como siempre le gustó hacer a esta curiosa ave de vocación enciclopédica, el petirrojo, esbozó con el pico un gesto a modo de despedida y dirigido a Paco, levantó el vuelo y se marchó con sus alas a otra parte.
Ya a solas con el Perro Paco le confirmé que había visto la placa hacía un momento en la que se informa de que el parque Olof Palme de Usera fue inaugurado el 14 de mayo de 1987, año y pico después del asesinato del primer ministro sueco, por Juan Barranco, alcalde de Madrid en ese momento, por el PSOE, partido de la misma familia ideológica europea de la socialdemocracia a la que Olof Palme pertenecía.
– Supuestamente, amigo, supuestamente…
Y el Perro Paco también se fue trotando a buen ritmo, dejándome a solas conmigo mismo y sin entender lo que había querido decir.
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Nota de edición sobre las imágenes de este artículo: las fotografías de Olof Palme que aparecen en este artículo han sido tomadas de Wikipedia Commons:
Imagen de cabecera: Firma Hagblom-Foto. Fuente: Wikipedia Commons. Bajo licencia Creative Commons CCO 1.0 Universal Public Domain Dedication. Consultar licencia
Imagen del discurso sobre el camión: Autoría: Scanpix Sweden. Año 1968. Fuente: Wikipedia Commons. Consultar licencia